Nueva entrevista: 'Sabemos que Colombia está llena de energía'



Los hermanos Kaulitz, de Tokio Hotel, conversaron con EL TIEMPO sobre su concierto en Bogotá.

En el 2001, los hermanos Bill y Tom Kaulitz tenían apenas 11 años. Llegaron a presentarse en un pequeño festival de jóvenes en Magdebur (Alemania), con sus teclados y sus voces agudas. Iban a tocar la música que habían aprendido del entonces novio de su madre, Gordon Trümper, un roquero de vieja data encargado de la guitarra en Fatun, una banda de popularidad muy limitada, y que había dedicado su tiempo libre a contagiar a los gemelos Kaulitz con sus ritmos. El dúo se llamaba Devilish, y, tras su presentación, otros dos adolescentes que ya habían pasado por la tarima, Georg Listing, de 14 años, y Gustav Schäfer, de 13 –bajista y baterista–, fueron a saludar y confesar que les había encantado su show.

Así que una tarde cualquiera se conocieron, se unieron y, al cabo de pocos años, se cambiaron el nombre por recomendación de las disqueras que comenzaban a ver su brillo. Entonces se bautizaron Tokio Hotel: Bill se enfocó en la voz y Tom, en la guitarra, y junto a sus dos amigos emprendieron el camino de 14 años que están por completar en la industria. Su estilo musical tiene alma de rock, pero desde sus inicios les han abierto la puerta a otros géneros como el pop, el hip hop y, más recientemente, la electrónica.

Irrumpieron profesionalmente en el mercado alemán en el 2005 con su álbum Schrei, y, dos años más tarde, con un nuevo trabajo, Zimmer 483, confirmaron su nombre en las listas de los más oídos de su país y Austria. De a poco se fueron abriendo camino en el mercado europeo, con presentaciones en Francia, Bélgica y España, entre otros, hasta que su éxito alertó a Sony BMG sobre la madurez de la banda para golpear en la industria anglosajona.

Por eso, en el 2007, Tokio Hotel lanzó su primer álbum en inglés, Scream, que recogía algunas versiones adaptadas de sus canciones en alemán e instalaba una nueva propuesta para el público. Fue una suerte de efecto dominó: su música entraba por todas las ventanas del continente y a la banda le llegó la hora de lanzarse en una gira a gran escala. Desde Escandinavia, hasta los Balcanes, 43 conciertos sin parar que le costaron un quiste en la garganta a Bill y un receso necesario de dos meses, que a la postre servirían para organizar las ideas de que sería su cuarto trabajo: Humanoid, con el que entrarían definitivamente en la escena norteamericana y que les serviría de base para una nueva gira mundial en el 2010. Más de 10 millones de discos vendidos entre todos sus álbumes les dieron la señal de que quizá era momento de tomar un descanso.

Por eso el lanzamiento de Kings of Suburbia en octubre del 2014 resultó una dulce sorpresa para sus fans, junto con el anuncio de que una nueva gira estaba por empezar. El mismo tour que desde el próximo jueves 20 de agosto, cuando se presenten en el Royal Center de Bogotá, pasará a suelo latinoamericano, con una agenda que los llevará también a Ciudad de México, Buenos Aires, São Paulo y Santiago.

En la víspera de su concierto, EL TIEMPO conversó con los hermanos Kaulitz sobre el regreso a los escenarios y las expectativas que traen para encontrarse con el público colombiano.

¿Colombia les produce alguna sensación especial en esta gira, ‘Feel It All’?

Bill: Tenemos muchas ganas de llegar a Colombia, será nuestro primer show y nos emociona la idea de presentarnos por primera vez ante un nuevo público. Cuando decidimos la ruta de nuestro tour, teníamos claro que América Latina tenía que estar. Muchos fans nos habían escrito y es esta la oportunidad de presentarles nuestro show.

En el caso particular del público colombiano, ¿Qué comentarios han podido oír de otras bandas?

Bill: Sabemos que es un público lleno de energía, y eso es lo que esperamos.

La banda viene de un periodo de descanso de casi cuatro años. ¿Cómo cambió en este tiempo?

Tom: Creemos que siempre hemos estado cambiando, que es parte de lo que significa ser una banda. Hemos crecido con cada álbum y querido hacerlo mejor. Tomamos un descanso e intentamos buscar una nueva inspiración para que nuestro nuevo trabajo no sonara igual que el anterior. Ahora somos un poco mayores y es genial sentir que hemos estado juntos todo este tiempo. Probamos nuevos elementos conservando nuestro estilo. Creo que ahora tenemos mucho más beat que antes. Nuestro último álbum es muy electrónico.

¿Son mejores ahora?

Tom: Claro que sí, y eso es lo que esperamos. Somos una banda hace catorce años. Es difícil para nosotros decir que ahora somos mejores, pero suponemos que es consecuencia de nuestro desarrollo. Constantemente vas adaptando nuevas influencias, y en cuestión de música el camino nunca está terminado.

¿Qué han incorporado recientemente entre sus influencias?

Bill: Creo que diferimos mucho en nuestro gusto musical, pero en mi caso y el de Tom hay mucha influencia de DJ y electrónica. Nos nutrimos de discotecas y de festivales electrónicos. También de bandas. Los Artic Monkyes nos han gustado mucho siempre, Florence and the Machine, Disclosure... Es variado. Mucho de los 80 también, pop…

Ustedes comenzaron a hacer música desde muy jóvenes, casi siendo niños. ¿Cómo ha sido crecer en la industria?

Bill: No lo sabemos muy bien. Todo ha sido muy rápido. Hicimos nuestra primera grabación cuando teníamos trece años, más o menos. Desde entonces, hemos estado en esto, y a veces nos hemos frustrado, y a veces lo hemos odiado. Sin embargo, lo amamos también, así que al final nos sentimos felices de haber tenido la oportunidad de entrar a la industria para poder poner la pasión que hemos cargado en cada álbum.

 
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